Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

sábado, julio 15, 2006

Y de vuelta a LA LA LA

Sip. Justo cuando resultaba más complicado, justo cuando estoy perfeccionando una técnica para beber la menor cantidad de líquidos y así no perder tiempo yendo a hacer pipí porque no tengo ni cuándo... me largo cuatro días a Baja California Muy del Norte.

Resulta que después de muchas consideraciones, ires y venires y regresares, la mejor opción para hacer el negativo de la película, era irnos a L.A. Como yo ya estoy pasando a la etapa de oquei, a quién tengo que matar para ver la versión final, cuando me dijeron que tenía que ir 24 horas a California, dije va. Poco sabía yo la odisea que venía.

Por alguna razón curiosa me la paso escribiendo aventuras de aeropuerto en este blog, y esta, no será la excepción, porque sí, niños y niñas... esta fue LA AVENTURA de aeropuerto de todos los tiempos, y creo que Mr. Spielberg se hubiera beneficiado de una conversación con Leonardo y conmigo.

Primero que nada: NO VUELEN POR MEXICANA. Sí, lo siento por los asiduos que sean sobrecargos o pilotos de esa linea malhadada, pero ni modo. El horror, el horror... La vez pasada, la de la niña que me dejó pasar por un misterio cósmico, también fue con Mexicana, y es un desmadre. La cosa es que llegamos dos horas antes, muy monos. Y hay una puta colota de 600 monos. Entonces, muy linda yo, le digo a un tipo de saco verde que nuestro vuelo no es taaaan distante, y el hombre aconseja sabiamente que esperemos, ya que una hora antes del vuelo, si seguimos en la cola, nos mueven a otra cola rápida (que es como le decían a una amiga en la escuela, pero esa es otra historia...). Y sí, una hora antes del vuelo nos mueven a otra cola... que se tarda, claro, una hora.

Cuando llegamos, histéricos, al mostrador, la chica nos dice que el vuelo está sobrevendido y que nos va a ascender a ejecutiva. (Y pensar que hay gentes a las que les lleva años ser ascendidas a ejecutivas) Entonces se nos olvidó que estábamos de malhumor... hasta que llegamos a la cochina sala, y nos dicen un cretino mamotrete que el camioncito que lleva al avión ya se fue, y que lo perdimos. Por demás está decir que le dije hasta de lo que se iba a morir el cretino mamotrete, que sin más nos mandó a las oficinas de Mexicana en el aeropuerto... lugar para cuyo alcance teníamos que pasar por inmigración y aduana... y desde luego, donde había otra cola de cuarenta minutos de gente tan encabronada o más que nosotros. Para no hacer un cuento largo infinito, después de amenazarnos con que teníamos que pagar, sí, nosotros, el cambio de boleto, y de decirnos que no había vuelo, nos sentaron en el de las cinco, supongo que quitándole el lugar a dos idiotas como nosotros tres horas antes.

Aquí vale la pena hacer una pausa para agradecer su compañía a Mr Leonardo Zimbrón, productor de esta movida, que se apiadó de mi alma y decidió acompañarme a aquellas tierras barbáricas, haciendo mi vida mucho más fácil.

Y cuando llegué finalmente a Technicolor labs, que es donde se hacen las películas más cabronas del mundo... resulta que tenían exactamente los mismos problemas que tenemos en México. Así que me sentí como se hubiera sentido Dorothy si al llegar a Oz, hubiera salido a recibirla su tío el de Kansas...

De lo bueno de mi visita a LA: El sushi. No mamita. Qué cosa tan brutal y tremenda. El Suntory y todas sus sucursales se pueden ir mucho a chingar a su madre después del Katana, en Sunset. Si era mejor que el sexo. Neta.

Y además, después del sashimi y el sake, nos lanzamos por unos tragos con Charlie Iturriaga de Ollin y Siouxana, su chica, mismos que terminaron en el cuarto de hotel de ellos, en franca borrachera. Aclaro que aunque suene mal, nos portamos todos muy muy bien. Es sólo que ya nos habían corrido de todos lados, y es que era... martes.

No fue a parar el asunto sino hasta nuestro propio hotel, donde para registrarme, de lo único que tengo memoria clara es de tratar de concentrarme en la manchita de vino en la camisa del tipo de la recepción para no perder el equilibrio y hasta el decoro. En fin. Sí, debe de haber sido un sushi muy bueno.

Otra cosa exelentísima Ver a Ale Gollás, a Octavio su marido, a Jermaine y a Karen su esposa. Para gente que se la pasa encontrándose, siempre hacemos un escándalo cuando nos vemos. Lo sé. Pero de todas maneras fue poca madre.

Ir a ver cine a los arclight cinemas, que son algo así como el Sidney Opera House del pague su boleto. Algo así como la Capilla Sixtina de las palomitas. Como los Churros del Moro del Dolby. Una cosa tremenda. La película no fue tan tremenda, -A scanner darkly- pero de todas maneras la experiencia estuvo chida, a pesar de los once pinches dólares que cuesta.

Eh... Los Piratas del Caribe. Ya sé, ya sé, ya sé. Y sí, me parece que Bergman es Dios y Billy Wilder su profeta, y venero a la Virgen de los pájaros de Tarkovsky, y a todos los ángeles del Neorralismo, y a todos los Santos del expresionismo Alemán. Pero no manches, qué divertida película. Me la pasé las dos horas y media saltando en el asiento, carcajeándome, metiéndome palomitas por la cara y echándole porras a Jack Sparrow. Y sé que mi alma está condenada, si no al infierno, probablemente a unirse a la tripulación de Davy Jones, pero ni modo. Está de güevos, la película.

En fin. Héme de regreso en tierra Totonaca, y la semana que entra tengo un chorro de cosas... entre otras terminar esta pink floyd película, por favor!!!! Ahora sí, la mezcla final 5.1 es el miércoles, y el magnetóptico el jueves... y nomás queda entregar -en teoría- todo a laboratorio para tener copia 0...

Ya contaré más al respecto.