Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

lunes, julio 23, 2007

Plano Secuencia

Otra foto de Daniel Daza; en esta -primer día de rodaje- Carlos Aguilera, mi Director de Fotografía, y esta redactora, planeamos el plano.

El problema de rodar una película, es que luego dejas de rodarla. El mundo entero se convierte en los eventos que caben en tu llamado; la vida empieza a las 6:30, en tu coche, escuchando Knocking on Heaven's Door. A las 7:00 llegas, con servicio de café y pan, y pides tus corn flakes mientras vas al set para encontrarte con tu Primer Asistente, tu Director de Fotografía, tu Operador de Cámara y tu Script, para bloquear la escena. Les cuentas qué va a pasar, les dices cómo crees que va a filmarse. Discutes con ellos. Cambias de idea. Cambian ellos. Decides algo que en el camino, sin duda, volverá a cambiar. Esperas horas a que maquillen a las actrices. Te ríes de tu fotógrafo, que se provoca una sobredosis de vitamina B12 por andarse inyectando a lo pendejo. Escojes la corbata azul para la camisa rosa de Alejandro, después de discutirlo con Bracho. Hablas de los hijos de la continuista, que te cuenta que era maestra. Alguien saca sus fotos con Mel Gibson. Alguien más te cuenta que Lucha Villa se tardaba cinco horas en maquillarse. Tu productor y Bracho, aburridos, montan una escena en la que se agarran a gritos y se mientan la madre para tomarte el pelo. No les crees porque sabes que se aman en secreto. En un set obscuro, de cartón sin el adorno del lente y el filtro, filosofas con tu operador, sobre el truco de feria que es hacer películas. Te comes tus corn flakes. Finalmente llegan las actrices. Todo lo que planeaste se va al carajo, y no te importa porque lo que resulta es mejor de lo que pensaste. Alguien improvisa algo, y tienes que cortar porque todos se ríen. Tienes una escena que te encanta. Vas por la siguiente. Cortas a comer, y te formas en la fila del catering. Terminas pidiendo pechuga asada porque por más que se te antoje el chicharrón en salsa verde, sabes que no puedes. Expresso doble cortado, mientras te carcajeas con la historia de cuando tu asistente era rockstar, y se dio cuenta de que se le iba a caer el pelo. Vas al set mientras tu fotógrafo, recuperado de la hipervitaminosis, se pasea por los estudios Churubusco en la Harley del foquista. Segundo tiempo, y no te sale la secuencia. Batallas, vas tarde. Corres. A final de cuentas lo resuelves todo en un plano secuencia que se vuelve mágico, y todo sucede como debe, en el último momento. Cortas por el día. Discutes el siguiente con tu equipo. Vas a casa para volver a las 6:30, escuchando de nuevo a Dylan.

El mundo es perfecto; está perfectamente breakeado, y lo peor que puede pasar es que llueva en exteriores, pero hasta para eso hay cover sets. Tu peor enemigo es el utilero que no tiene la mochila de Maya Zapata cuando la pides, pero no pasa de dos minutos de angustia volteando al mundo hasta que aparece. Tienes amigos. Bromas privadas. Alguien que cada vez que lo buscas, se ha ido a comer algo. Alguien que está enamorado de alguien más. Alguien que siempre se queda dormido. Alguien que siempre la caga. Alguien que siempre responde lo mismo. Alguien que se pasa la película entera sosteniendo un rebotito en la cara de los actores. Alguien a quien podrías matar. Alguien sin quien no podrías vivir. Alguien te sorprende en algún momento, con un regalo inesperado, un golpe de genialidad donde menos lo esperabas. Alguien que siempre tiene la frase perfecta. Tienes cómplices por todas partes; quieres que algo no brille, y aparece alguien con un dulling spray. Quieres que alguien sea más alto? Más bajo? Más moreno, más gordo, más guapo? Quieres más luz? Más frío? Nieve? Quieres 15 tomas hasta tener la toma perfecta. Quieres ese momento en el que ves eso que soñaste durante tres años enteros... en el monitor de tu video asist. Y lo tienes. Una tras otra tras otra. Las tienes. Las puedes ir tachando de tu plan de rodaje. La vida en una lista de tareas por cumplir que se van cumpliendo, limpia, matemática, inexorablemente.

Y un día se acaba. Un día tachas la última escena. Un día haces un beso en la lluvia, y es perfecto. Y no necesitas otra toma. Ninguna otra toma de nada. Aplaudes. Te abrazas con todo mundo. Y se acaba.

Y entonces resulta que la vida también sucede allá afuera, donde no hay llamados, ni breaks, ni servicio de café, ni playback cuando dudas de algo. Allá donde no tienes un asistente que te advierta que la estás cagando, ni un fotógrafo para embellecerlo todo, ni un productor que haga que las cosas estén ahí, cuando las necesitas, mágicamente. Una vida donde los actores no siguen indicaciones, donde no hay toma dos, donde todo es una única toma, un plano secuencia a luz natural, sin maquillaje, sin ensayos, sin cortes, sin protecciones. Y tienes que hacerte a la idea, poco a poco, dolorosamente.

O ir preparando tu siguiente película.

Pronto, otros personajes. Pero creo que el fin de rodaje merecía su propia entrada.

Un abrazo a todos, desde este regreso al plano secuencia.

En la foto, LuzMa Rojas, Productora, Gabriel Ripstein, Productor, y Carlos Aguilera, Fotógrafo, se pasean en la ya narrada Harley que les prestó alguien muuuucho más cool que ellos...

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lunes, julio 09, 2007

La Estética D' Yes.

Las fotos siguen siendo cortesía de Daniel Daza, que nos hace foto fija con tanto talento. En la de arriba, Yesenia se desata con una coriografía gibnástica Espeshal Edishons, como dice su galán, Jonathan Armando.

Yesenia es de Ciudad Neza. Con enormes esfuerzos ha conseguido abrir su estética D´Yessi, que mide 1.5x1.5 metros, y tiene sillas de plástico para esperar el turno enfrente de la pollería de junto, y mientras uno aguarda su planchado de ceja de 50 pesos, se puede echar un licuado de jerez con huevo en los jugos de la esquina. Desde chiquita supo que quería ser estrella, pero de las de adeveras, de las del cine, porque lo que gana en la semana se lo gasta en boletos, ahorrando en ropa porque se cose sus cositas con la tela que sobra de las cortinas de la casa... y lo bueno es que las cositas que usa necesitan más bien poca tela; le gusta airear el ombligo, digamos. Tiene cinco hermanos; Patricks, Estéfano, Brandon, Memphis y el gandalla de Osiris, con el que se agarra a trompazos todo el día; una abuela perdida en el Alzheimer, su perra Niurka -Bobby se acaba de morir porque se comió una rata envenenada en el baldío de al lado- y una madre que podría trabajar en la PGJ si no tuviera un carácter tan violento. Es Fans de Beyoncé y de Shakira, y le gusta el color rosa, la likra, el rimmel azul y las cremitas con destellos. Su novio es Jonathan Armando, que es mesero en el Enigma, antro de renombre en Neza, y que la adora, a pesar de sospechar que Yesenia tiene la vista puesta en horizontes muy lejanos, como Miami, o cuando menos, la Narvarte.

Yesenia es Daniela Schmidt, que es una de las mujeres más sofisticadas, bohemias y cultas que conozco, pero al mismo tiempo más enloquecidamente obsesiva con la investigación de personaje, cosa que le permite dar el salto hacia lo... silvestre, con una gracia equiparable a la de las coriografías de la Yes. Para hacer a la susodicha estilista, tomó clases de acento arrabalero, se metió a una escuela de belleza en Motolinía, se pasó más de una noche en el Enigma de verdad, y vió más o menos 2000 películas que analizan historias como la de Yesenia. Y a pesar de todo lo serio de su trabajo, o precisamente por eso, hemos terminado en el suelo de la risa toma tras toma de su personaje. En serio, ha habido más de una vez que no he podido dar el corte por estar ahogada de las carcajadas, y en una ocasión por poquito y tuve un accidente hidráulico, si me doy a entender. Su familia entera es un homenaje a Sucios, Feos y Malos, de Scola, y ha sido una delicia explorar el mundo de Osiris, el machín hojaldra de su hermano, a manos de Ianis Guerrero, la delicadeza sufrida y sacrificada de Jonathan Armando, los madrazos y trapazos de la madre, y a Niurka, interpretada con singular profesionalismo por nadie menos y nadie más que Kanika.

Los ensayos fueron igualmente divertidos; entre canciones de Lucero -Daniela se echa unas versiones de Electricidad que son antológicas- Eternamente Bella de Alejandra Guzmán y el Bombón Asesino de Ninel Conde, encontramos cómo explorar los muchos y muy tremendos secretos de Yesenia, su alto indice de rebotabilidad (un día de estos ahondaré en esa materia, junto con lo que Pedro Izquierdo y Arturo Barba han dado en llamar el índice de Enjuten, y lo que Marina y yo hemos estudiado acerca del trabajo de la Naza en cuanto a antiatractividad se refiere, todos temas fascinantes y merecedores de una semana del Discovery Channel) rebotabilidad, decía, ante el dolor, para sacudirse la roja melena, reírse y salir adelante, y sus sueños de escapar del barrio y sacar a los que quiere. Ella, Mayita Zapata y yo hicimos un ritual de té, café risas e improvisaciones que se ven en la química que sus dos personajes comparten en pantalla. Cuando les cuente de Francisca, hablaré más del asunto.

Yesenia, su familia, Daniela y el Bombón Asesino, son algunas de las cosas que más voy a extrañar en una semana y media... cuando se acabe el rodaje. Qué horrible; tanto tiempo esperando para empezar... y ya está a punto de acabar. Como todo en la vida.

A todos, de nuevo gracias por la paciencia. Un beso, mucho sexo y m&m's!

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