Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

domingo, marzo 30, 2008

La Poderosa


Firma de autógrafos del cast y yo mera, pa' los que les interese, este jueves 3 A LAS 5 (se me había olvidado mencionar la hora!) en Perisur, acá en el D.F!!

Banda del resto de la República, habrá un par de fechas en otras ciudades, pero no en todas estaremos todos... pero si pueden descolgarse, acá nos vemos, por lo pronto.

Vayan, malvados. De las invitaciones a la premiere, le estoy torciendo el brazo al distribuidor, a ver si se deja. No perdamos las esperanzas. Pero mientras, los veo en Perisur!!

NOTA IMPORTANTÍSIMA: Ok, si hay pases para la premiere... los primeros cinco que lleguen y me digan la clave: Diva se Nace... les vamos a dar una contraseña para recoger invitación para la premiere del martes!!!

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miércoles, marzo 12, 2008

Katana

Se prepara la última secuencia de la película, durante los últimos días del rodaje.

Estoy en un estado al que llamaré blues post-post. Es lo que sucede cuando terminas de postproducir una película. Lo cual equivale a terminar de verdad una película. Y en el instante que acabas la última corrección a la última observación del último rollo en la regrabación... y no tienes absolutamente nada más que hacer con un proyecto que vienes cocinando desde hace tres años, te golpea.

Y mientras empiezas a escribir el siguiente guión, haces un recuento. La primera llamada telefónica cuando te contaron la idea. Y tú empezando a imaginar. Primero eran seis chicas. Luego cuatro. La primera llamada del Estudio para decirte que les gustaba el proyecto. La sinopsis. Un guión que empecé antes de filmar Efectos, y terminé mientras le corregía el color. Y el nervio cuando lo entregas, y esperas el comentario. Y la emoción cuando el comentario es absolutamente efusivo. Y el día que te dicen que la vas a dirigir. Y los cástings, pensando que no vas a encontrar nunca a la Francisca perfecta, a la Yesenia que buscas... pero aparecen. Y la locura de una preproducción donde no hay presupuesto que alcance para la película que soñaste... y empiezas a cambiar, a hacer trucos, a ahorrar aquí, cortar allá, para que la película sea la misma y cueste la mitad. Y el terror y la angustia de que no lo consigues. Pero lo consigues. Y el rodaje, que ni cómo explicarlo. Ni cómo describir esa sensación en el set de para esto nací. Aquí, y ahora. Esto era todo. Y el aplauso final el día que haces el último shot: un beso en la lluvia que nunca quedará en el corte, pero del que te acordarás toda la vida. Y luego te enseñan el primer armado, y es un terror porque no adivinas la película entre tantos pedazos... hasta que editas. Y editas, y editas, y editas. Quitas tres cuadros, pones cuatro. Te acuerdas de este o aquel shot que no está incluído. Juegas. Escuchas. Discutes. Reacomodas. Hasta que te convence. Y el regalo de hacer la música, aguantándote las lágrimas cuando escuchas, como si fuera por primera vez, tu película. Y corriges color. Demasiado verde, demasiado rojo... y dudas. Y vuelves. Y regresas, hasta que se vea como se tiene que ver. Y regrabas. Y pules cada diálogo, y agregas efectos de sonido, y ambientes, y diálogos que no existían, y entra un sonido siniestro de máquina, para subrayar esta emoción, o un silbido de afilador, para sentir el barrio, o un murmullo en el set, o una tos estratégica que pone comedia donde faltaba, o un raspar de ropas cuando alguien se mueve, y un personaje se oye por la izquierda, o por la derecha... y mezclas la música, y juegas con las cuerdas aquí, la voz allá, el surround, bajas la frecuencia de una voz, limpias esta o aquella palabra...

Alguna vez, en una plática deliciosa, descubrí que hacer cine es como debe de ser hacer Katanas. Los sables de los Samurais, que están hechos de hoja tras hoja tras hoja de acero... miles de ellas. Y así se trabaja, diálogo, tras diálogo, tras tono de luz, tras indicación de actuación, tras corte en edición, tras punto de luz en laboratorio, tras cambio de vestuario, tras tratamiento de guión, tras, tras, tras... y pules, y pules, y pules durante años... hasta que tienes tu hora y media de hoja mortal, afiladísima, lista.

Y luego todo está en manos del espectador, que puede decidir o no ir a verla. Decidir o no comprar el boleto. Decidir o no recomendarla. Decidir o no acordarse de ella, y no convertirla en otra película olvidable cualquiera.

Y luego de pulir, y pulir, y pulir... la sueltas. Y te quedas sin katana. Sin película. Sin nada.
Y tienes que empezar de cero. Desde la primera hoja. Desde la primera secuencia de tu nuevo guión. Una nueva espada.

Desde abajo.

Que es donde estoy ahora.

Pero de la que hemos terminado, tenemos muy buenas noticias:
Estreno: 11 de Abril.

Para presentarles a todos esta katana terminada. Esta película que hicimos con tanto amor, hoja, tras hoja, tras hoja... para ustedes. Porque ya no es mía: ahora, es suya.
Disfrútenla.



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