Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

viernes, enero 26, 2007

No sirve?


Cuando conocí a Issa, jamás imaginé los efectos secundarios posteriores por habernos conocido.
Un amigo mío (Leonardo B.), que se dedicaba a lo mismo que yo: al diseño de sonido, llamó para decirme que si le podía ayudar con el audio para un cortometraje de una amiga de él (Issa), porque en ese momento se encontraba con mucha carga de trabajo. Accedí gustoso por que se trataba de él, porque los proyectos de cine me fascinan, y porque pienso que cuando te gusta tu trabajo hay que apostarle a todos los proyectos, nunca sabes cuándo va a llegar uno que cambie tu vida para siempre.
Cuando uno trabaja en la industria de los medios de comunicación aprendes que hay de todo; gente que tiene proyectos muy interesantes pero con poco varo, otros que tienen proyectos mediocres pero con mucha lana (que son los menos, por supuesto). O lo evidente: proyectos malos con nada de lana.
Issa llegó cargando un futuro impredesciblemente hermoso y un VHS. El cortometraje de Issa estaba muy cagado, y la urgencia de diseñar el audio con rapidez, era porque el tiempo límite para inscribirlo a un incipiente y mediático concurso de cortometrajes se terminaba. Tenía graves problemas con el audio grabado, pero al final creo que quedo mejor que lo que traía y todos ganamos.
Cuando Issa se despidió de mí al salir del estudio el día que le entregamos el audio de su cortometraje, recuerdo perfectamente su cara como de: -chin, como le digo a este wey que no tengo varo...-, y me lo dijo: "no tengo varo".
Estaba muy apenada, pero agradecida, así que antes de irse le dije que ya sabía eso desde el principio porque Leo B. me lo había advertido y que así habíamos aceptado entrarle al proyecto, así que le pedí que cuando tuviera un proyecto con varo, pues que nos invitara.
Un año exactamente más tarde me llamó para decirme que tenía un largometraje que había terminado de escribir y además que ella lo dirigiría. Estaba invitándome al proyecto. Y antes de que evidentemente aceptara la invitación, me dijo que tal como lo había prometido, para este proyecto, sí tenía lana.
Pasó más de un año después de esa llamada para que ella gritara el primer "acciooooón!", del título de este blog: Efectos Secundarios.
Ahora puedo confesarles que después de todo este tiempo de conocer a Issa, cada vez que nos vemos, CASI siempre está o hablando por celular, o platicando de algún estupendo proyecto por venir, o de alguna junta que tuvo con una persona influyente que negocia algún trato con ella y sus divertidas letras, y cuando nos despedimos siempre me dice: "...meteté al blog, deberías escribir algo, está poca madre porque hay gente que sí entra, lee y además te responden..."
Por supuesto que sigo su escritura y la de todos los que interactúan en este espacio, pero neta que cada vez que me pide que escriba algo, siempre me pregunto: Cómo le hace esta chava para además de estar escribiendo más de un guión, atender a su marido, hacer dieta, hacer ejercicio, hablar con sus brothers, pelar a la Salma exportada, ir al cine (porque lo hace con mucha frecuencia), leer, conseguir íconos chingones para su computadora, perder su computadora, ver series en DVD, viajar, empedar, tener juntas, contestar mails, escribe cosas divertidas e interesantes en un blog, además con fotos chingonas!!!!!!!!!!!!!!!!!
Neta neta, se los juro jurísimo por mi vidísima que está cabrón que en mi vida terrenal me quede tiempo para escribir en la madrugada, y si lo intento mi cerebro está tan atascado (será por mi condición masculina?, dicen que el cerebro de las mujeres es distinto y mejorado!!) que no puedo escribir más de 4 renglones antes de quedarme dormido...
Bueno...
Todo esto es sólo para decirles que después de leer la manera en que Issa no hace lo que tiene que hacer, o lo "poco motivada" (jajajajaja, eso no lo creo ni aunque me lo contara su creativa perra) que se encuentra frente a sus proyectos, si se enteran de que le raptaron a su perra, pues de una buena vez les voy diciendo que seré yo quien lo haga. Con una perra tan telentosa no duden que dentro de dos años, o menos, se enteran de mi ópera prima o que estoy escribiendo un guión para Gael.
Que ni crea Issa que si su carrera se derrumba le voy a regresar a su perra.
Una vez que me haya plagiado a la canina creativa, todos aquellos que me leen y que saben que mi escritura es deficiente y que me han criticado, entonces jajajajajajajaja, cada vez que lean un guión mío podre gritarles: "No sirve?, jajajajajaja claro que sirve bastardos!!! ahora tengo a la perra que escribía los guiones de Issa López..."

jueves, enero 25, 2007

Sanborns y nostalgias

Como no se me ocurre que más ponerles, empezaré con algunas fotos inéditas del rodaje. Aquí, debo de suponer que le digo a Arturo que me duele la nariz. O que use el olfato. Pedro, en tanto, lo mira aterrado, porque en un ensayo previo, Arturo sí se lo sonó en un descuido... en serio. El puñetazo ese del final, en un parpadeo donde se atarugaron los dos, le tocó en la cara al pobre Ignacio. Lo que de inmediato me convenció de que ibamos por el buen camino, pues se veía idéntico que el ensayado, pero con efecto de sonido.

Ahora sí, para entrar en materia, el otro día estaba yo muy contentita, muy feliz, como el director (Maravilloso Darío T. Pié) le dice a la abejita Mimí, cuando suena el teléfono.
Bueno?
Está Issa?
Ella habla...
Habla Alejandro.
Alejandro... qué?
Alejandro Pérez.
Alejandro Pérez de... dónde?
Alejandro Pérez el que iba contigo en la prepa, tarada.
(En este espacio va el apodo de Alex Pérez, que no usaré porque pocas cosas más pinches debe de haber que tu apodo de la prepa en internet para que el planeta entero lo conozca. Así que donde yo ponga **** es su apodo)
*****!!! No mames! Perdón, manito... Qué tú no estabas en Canadá?
Sí, pero vine a México y estoy armando una reunión de la prepa.

Hago una pausa. Evidentemente Alex estaba en Canadá, no vio Efectos, y no entiende la ironía de todo el asunto. Decido no explicarlo, y sólo apunto la hora y el lugar.

Domingo, Sanborns de Tacubaya. Llego tardísimo, después de seis mil dudas de si ir o no. Sigo sin soportar el "Tú eras... Isela? Isolda! No mames, eras nerdísima..." Pero en la mesa sólo están Alex y Valle, que eran dos de las más finas personas en la escuela. Mi propio Ignacio, desde luego, no está. Resulta que se hicieron bolas, y ya ni llamaron a nadie, y estaban muy contentitos y muy felices, y ya ni me esperaban.

El asunto completo resultó espléndido. Debo de decir aquí que me siento profundamente orgullosa de varios miembros de mi generación: Mi mejor amiga, Diana, está haciendo un doctorado sobre la migración en México, y obtuvo el premio nacional de Antropología hace dos años. Andrés Valle es biólogo y trabaja con ejidos en Tabasco, creando campañas de conservación ambiental con los campesinos. Alex es arquitecto en Canadá, con su propio despacho; está diseñando edificios con conciencia ecológica. Y hay muchos más haciendo cosas importantes. De modo que no es necesariamente como en Efectos; que de vez en cuando reencontrarse también es para sentir que estamos en la lucha, que no nos sentamos en un escritorio a callarnos. Que pasar de los 30 no quiere decir que ya acabaste, que o llegaste o no vas a hacerlo nunca. Que de verdad seguimos siendo los mismos idiotas, pero que no está mal ser los mismos idiotas.

Sobre todo, que no tengo ganas de volver a tener 18, ni 20, ni nada. Que estamos perfectamente bien donde estamos. Que nunca mejor que ahora, y que las pendejadas que hicimos, no deben de haber sido taaan pendejadas, porque estamos aquí, ahora. En Sanborns de Tacubaya, riéndonos de las borracheras en el viaje de graduación, del tarado del Gonzo, al que si yo veía -y creo que aún hoy, si lo viera- no podía evitar gritarle que no me hablara, y se alejara 3 metros. De la bronca entre Fernando y Enrique que se madrearon en una pizzería por una vieja y se sonaron en la cabeza las charolas, de los calzones de náilon rojo del Chabelo, de mis lentes de fondo de botella, de las cartas de amor anónimas y de la vez que el Taka vomitó de color azul pastel, saliendo de RockStock.

Al final, para que no me cobraran el boleto del estacionamiento, compré una revista; cosa extraña, compré el Esquire, porque siendo una revista de moda para metrosexuales, en la portada tenía a un chavo sin piernas, sosteniendo un corazón púrpura, que es la medalla gringa del valor demostrado en batalla, en una prótesis de mano, porque también era manco.

Y, cerrando perfectamente mi domingo de reconciliación con la adolescencia, resultó que la revista trata, este mes, sobre el sentido de la vida. No sólo el soldado despedazado en Irak -testamento de una guerra más allá de lo estúpido, y de un pueblo que se lanzó a ciegas, mató niños y regresó a rastras- sino una colección de lo más ecléctica de personajes se lanza a decir lo que ha aprendido en la vida.

De modo que, en los siguientes posts, pienso seguir el ejemplo, y hablar de lo que he aprendido, o no he aprendido, hasta ahora...

En otra cosa, por completo... me han encomendado una tarea, y como soy de las de mejor mañana, se me hizo tardísimo, pero héme aquí, finalmente. La tarea es:


1. Coja el libro que tenga más cerquita.
2. Vaya a la página 123.
3. Váyase ahora a la quinta oración.
4. Copie las siguientes tres oraciones.
5. Publíquelas en su blog junto con el nombre del libro y el autor.
6. Ponga la cadena de tarea a otros tres cristianos.

De "coja", se podría deducir que el originador de esto es gachupín, porque ningún Mexica dice coger sin implicar actividad pélvica. Pero "cerquita" es sumamente Tlaxcalteca, así que sepa. Luego nos habla de usted, de lo que podríamos pensar que es Colombiano... y lo de "cristianos" nos deja adivinar que no es judío, pero considerando que mi apellido es López y no Lombaum, me daré por aludida a pesar de mis confusiones con la fornicación y el paraíso perdido, de las que hemos hablado tan extensivamente ya. Sin más, cumplo, sin traducción, así que me disculpo por el gabacho:

"He did not take care of her, and she died alone somewhere in the dark, and there is no dream nor other waking world and there is no other tale to tell.
On this road there is no godspoke men. They are gone and I am left and they have taken with them the world. Query: How does the never to be differ from what never was?"

El libro es The Road, the Cormac McCarthy, y habla de un padre y un hijo que tienen que cruzar el mundo después del fin del mundo. Una cosa que me está dando pesadillas, pero que no puedo soltar.

Mis tres víctimas?

Escogidas al azar, poniendo el dedo en los comentarios pasados...

Claus, Adelaide, ChatNoir.

Si alguien más se apunta, bienvenido!

Y al retador, gracias. Resultó revelador.

Hasta cuando haya más!

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miércoles, enero 17, 2007

No dejes para mañana lo que puedes dejar ahora

Siguiendo con mi plan de matarlos a todos de aburrimiento con mis fotos de viaje, hoy les presento Mi martini de chocolate y un Santaclós azul y lampiño. Del primero, no lo intenten. Los martinis y los chocolates pertenecen a universos separados; como las gomitas y las anchoas. No, repito, NO traten de combinarlas. El Santaclós azul es todo lo que conseguí, y estando en un barco, se agarra lo que se puede, en el buffet, en el bar, en el camarote desde luego, y hasta en los Santacloses. Y no, no tenía que ver con ninguna campaña de Telcel.

Entrando en materia: Según la Real Academia de la Lengua Española, Artista es una persona dotada de virtud y disposición necesarias para un arte. De lo cual, lo siento en el alma, queridos lectores, pero debo de aclarar aquí que soy una artista. No del cine. No de la palabra. Del dejar para después. Ahí sí, me la pelan. Con perdón de todos los miembros de Por Lo Mejor que lean mi peladísimo -je- blog.

En Efectos había toda una secuencia que se trataba de cómo Marina NO hacía lo que tenía que hacer. A final de cuentas la secuencia cambió, y luego fue eliminada, pero era más o menos basada en un caso real: Yo.

La cosa funciona así:

A) El plan.
Mañana me voy a levantar a las 9:00. Sí, aunque ahorita sean las 5:15 A.M. y yo esté leyendo novelitas-navegando en flicker-escribiendo blogs-viendo capítulos de series de TV en DVD. Mañana me levanto a las 9:00. Medito 20 minutos. Energetizada y enfocada, escribo seis páginas, brillantes. Desayuno una omelette de claras de huevo con queso cottage. Subo, y ecribo otras seis páginas, aún mejores, con tanta pinche proteína. Luego, voy a al gimnasio. Voy a hacer pesas, cardio y luego nado. Luego me baño con agua y con jabón como el muñeco Pimpón. Me como un filete asado de pescado y dos hojitas de lechuga. De cuatro a seis corrijo notas para otros guiones. De las seis en adelante, puedo ver a los amigos, tomar café. Regreso a las nueve y no veo tele, sino más bien hago algo constructivo: Desempolvo mi teclado y vuelvo a atacar esas notas de Bach, o quizás retome mis lecciones de Francés en un CD. Retomo la novela que empecé a escribir hace dos años. A las once estaré cansada pero satisfecha. He bebido tres litros de agua, a lo largo del día. Tendré una conversación profunda y significativa con mi marido; descubriremos puntos en común,y nos reiremos de alguna broma privada. Leeré un par de páginas, preferentemente de uno de los clásicos que me esperan. Quizás Balzac. Y luego, dormiré pacíficamente. Sin pesadillas; sólo sueños lúcidos, que iluminen mi existencia.

B) La realidad.
A las 9:00 suena el puto despertador, despertándome de una pesadilla horrenda donde a mi perra se le cayeron todos los dientes y me están saliendo a mí en las orejas, o algo así de agradable e ilustrativo. No entiendo por qué carajos suena el despertador en la madrugada. Noto que no es la madrugada. Me acuerdo del plan. Me dan ganas de llorar, y apago el despertador. A las 10:00 alguien llama por teléfono. Adquiriré un compromiso no sé de qué, no sé con quién, y luego lo olvidaré sin remedio. A las 12:00 me levantaré, culpable, muerta de hambre y haciéndome pipí. Una vez resuelto el tercer problema, abriré la computadora, en la cama, con la intención de escribir aunque sea un pinche párrafo. Acabaré leyendo notas sobre cine y chismes de internet. 20 minutos después bajaré a tragar pan con mantequilla y una coca de dieta. Subiré a leer más información inútil. Retomaré la novela por la cual estuve despierta hasta las 5:00. Finalmente escribiré dos palabras. Se me antojará una galleta. Veré que no hay, y saldré a comprarla. Volveré cansada. Decidiré ver un pedacito de una película o una serie para inspirarme. Terminaré viendo toda la temporada. Bajaré a comer tacos de queso y papitas con coca de dieta. Volveré a escribir dos palabras más. Dejaré el gimnasio para más tarde... hasta que decido que es la hora en que todos los de las oficinas están usando todos los aparatos que yo quería. Desanimada, encenderé la tele. Agarraré el teléfono para contarle algo importantísimo a alguna víctima. Luego le hablaré a alguien más para contarle lo que la víctima me contó. Le gritaré a mi Marido porque dejó un plato en el suelo y claro, lo pisé, lo rompí, me caí en mi trasero y sospecho que esetá intentando asesinarme. Me ignorará. Le gritaré que me ignora. Me ignorará de nuevo. Furiosa, encenderé el play station con el juego más ruidoso y sangriento. No pasaré de nivel, y me pondré de peor humor. Volveré a la computadora para escribir, decidiendo que no puedo continuar si no le encuentro el nombre perfecto al personaje; el que tiene no funciona. Me pasaré dos horas buscando nombres en los lugares más absurdos de la red. Volveré loco a mi marido enchinchándolo con opciones de nombres. En secreto, planeará dónde dejará el plato mañana para tratar de matarme. Cuando finalmente encuentro el nombre de mi personaje, decido que tengo que averiguar cómo funciona su profesión. Otras dos horas de búsqueda. En el camino me entero que los archivónomos tienen un club de chat. Chateo cuatro horas con archivónomos. Decido que ahora va a ser sastre... mañana investigaré de eso. Llevo tres litros de Coca Cola de dieta... dormir no parece una opción. Exhausta por un día intenso y productivo, agarro la novela de ayer... solo un ratito... y me dan las 5:00 de la madrugada. Pero mañana! Mañana me voy a levantar a las 9:00... meditaré... seguro. Mañana.

Oquei, no, no es que mis días sean exactamente así, ni mis planes exactamente así... pero a veces se parecen peligrosamente.

Hasta la fecha, a veces ignoro cómo he hecho para escribir tantas y tantas cosas, levantar proyectos, dirigir cosas. Creo que mi perra se levanta en la noche y es ella la que lo hace.

Moraleja: No aprendan nada de lo que lean aquí. Nunca. O si deciden hacerlo, consíganse un perro.

PD: Mi marido SÍ está tratando de asesinarme con platos en el suelo. Así que si un día de estos leen que morí en un extraño accidente relacionado con platos... contacten a las autoridades de inmediato.

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viernes, enero 05, 2007

De cómo aprendí a no hablar inglés...


Aquí les traigo un P.O.V. de mi paseo navideño, tirada en cubierta, oyendo raggas y sorbiendo rum punch, que en el caribe resulta no sólo ser la mayor fuente de ingresos, sino algo así como el evangelio según San Etilo. No, no es mi yate, era más bien un catamarán y un ratito, pero si cerraba los ojos, y aumentaba el indice de ingestión de rum punch, podía hasta imaginarme por ratitos que lo era. Muy recomendable!

Pues de vuelta en la tierra del agave y de los dos presidentes; primero que nada gracias a todos por la avalancha de comentarios, feliz feliz 2007, ojalá que Mr. F no salga con más recortes a la educación, ojalá que a todos los que aquí nos asomamos nos vaya de güevos, y luego nos acordemos de aquel 2007 y lo espléndido que fue. Ojalá que no tardemos mucho en quitarnos los tres pinches kilos de punch, el de rum y el de presidente con tejocotes. Ojalá que este año no nos regalen cosas que no queremos, en colores que ni conocíamos y tallas que ni nos acordamos. Ojalá que este año no sepamos qué deseos pedir con las uvas, porque tenemos tanto que... ay, ya. Ya chale con tanta pinche navidad y felicidad y foquitos y cosas felices mutantes infladas compradas en el Sam´s. No sé por qué todo el viaje me la pasé oyendo a donde fuera un piñatísimo villancico que decía, "It´s the most joyous season of all... it´s the most happy time of the year..." o no se qué malviaje gringo de prozac que ya me tenía hasta los ovarios de tanto jodido gozo.

No voy a dormirlos con relatos de mi viaje; Pedro Izquierdo y yo, tras hartas y concienzudas observaciones e investigaciones de una seriedad rayana en lo mamón, hemos descubierto las cinco cosas más aburridas del universo conocido:

1.Las historias de enfermedades de otras personas.
2.Las anécdotas de los hijos de otras personas.
3.Los sueños de anoche de otras personas.
4.Las fotos de viaje de otras personas.
5.Las otras personas.

Baste, entonces, hacer un recuento de...

Lo que aprendí en mis vacaciones:


-Hablar inglés no te va a ayudar si tomas un taxi. Ni siquiera en Estados Unidos. Sobre todo en Estados Unidos.

-Si no dejas propina, no importa que no hables inglés. La comunicación fluirá a pesar de las barreras idiomáticas.

-En el Caribe, tampoco necesitas el inglés: el idioma universal es el reggae, el ron, y American Express. También aceptan travelers checks, visa, mastercard, dólares, euros y algunos niños pequeños.

-En un crucero, no vas a poder usar el inglés. Lo más probable, es que te la pases usando la boca para fines muy distintos. Para todas las mentes demasiado ágiles, estoy hablando del buffet... de entrada, y de salida.

-En Nueva York no vas a tener oportunidad de usar tu inglés: No te hablan, no te entienden, no te contestan, y luego te ignoran. Si alguien te contesta, es probablemente un monje que dice que se llama Brother Paolo aunque tiene cara de Joo Jo Ping, que no te suelta la mano, te dice que tu tierra está protegida por la Virgen de Guadalupe y el Padre Pro, y quiere que cantes villancicos. Seguramente el de It´s the most joyous blah blah blah. Terminas diciendo que no hablas inglés, y huyes.

-En el teatro no necesitas hablar inglés. Te callas, y miras. Y miras y miras y miras. Y escuchas. Y aprendes. Y entiendes, finalmente, para qué sirve ese pinche idioma.

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