Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

jueves, julio 16, 2009

Siete

Dirigiendo Siete


Las broncas empezaron desde antes del banderazo. Mi famosa silla de director, con mi nombre, la primera que iba a tener yo en la vida, se rompió en madripedacitos en el instante que me senté en ella. Mala señal.

La cosa era hacer un corto en 24 horas. Editado, musicalizado y todo. Pero luego además resultó que a los 10 cortos, cada uno de un director distinto, los iban a juntar en un largometraje para proyectarlo en grande y en todas las salas. Y ahí si, pues el échatelo rapidito y diviértete se medio fue al carajo. Y luego encima salieron con que el premio para el mejor, sería un largometraje. Y ahí ya se puso seria la cosa.

Conste que jamás pensé que fuera a ganar. Había muchos compañeros directores muy buenos y es muy difícil pegarle al gusto de los jueces. Pero tampoco pensé que me fuera a divertir tanto, y menos que el corto fuera a quedar tan lindo. Porque es simplecito, simplecito... pero la verdad es que me gustó. Y qué?

Se llama Siete, y se trata de un guía de turistas al que se le pierde una turista... y cómo vuelve a encontrarla.

Pero con todo y la diversión, con todo y que lo grabamos en Playa del Carmen, en una playa desierta divina, y en grutas con ríos subterráneos, con todo y que todos éramos amigos de hace tiempo... se puso peludozo (que es como decía peliagudo una amiga Australiana) el asunto.

El banderazo lo dieron a las 12 pm del viernes. Nos sentaron a todos los directores en nuestras sillas nuevecitas mandadas por Boost... y tronaron todas casi inmediatamente. Eran chafíiiiisimas... (tremenda desilusión!) luego resultó que nuestro convoy fue el último en salir porque estábamos en el lugar equivocado. Luego la cámara no registraba el sonido, a pesar de que la habíamos probado... en ese punto yo empecé a volverme loca y a dar de gritos.

La gruta donde filmamos en Explor

La luz del día se nos iba sin remedio. Las cosas agarraron su ritmo finalmente cuando llegamos a la playa. Pero ya en altamar y todos amontonaditos en una lancha, empezaron los problemas de verdad. La -única- peluca que llevábamos para un efecto, se perdió en las profundidades del mar, y si, esta servidora tuvo que poner sus greñas para la escena. Luego la cámara se mojó, y se nos murió. En lo que traían otra cámara, al amigo que hacía las de gaffer lo empezó a electrocutar una lámpara. A todos se nos bajó el azúcar por las horas en el agua, el material pareció desaparecer por un momento, y durante una hora, vivimos en el terror de que todo lo que llevábamos filmado se había perdido (ya me veía yo parándome a la mitad de la proyección de los demás cortos a contarle al público de que se trataba el mío). Luego nos cayó una tormenta tropical de las que te arrancan la carnita de los huesos, y cuando acabó, salieron los nubarrones de moscos del manglar a devorarnos... o más bien a devorar lo que habían dejado de nosotros unas cucarachitas de arena que mordían más cabrón que los tiras de Insurgentes en Navidad.

Total que meramente nomás nos faltaba un oso polar para estar en un capítulo de LOST.

Pero lo acabamos.

Y quedó pocamadre, la neta.

Y hacía rato que no me divertía tanto.

La buena noticia es que lo vamos a poder ver todos en el cine, esperemos que no dentro de tanto tiempo...

La mala es que me quedé sin premio, sin silla, y sin un centímetro de piel sin piquete de mosco.

Pero a todo eso, se sobrevive...

Un saludo enorme a todos!!

Punta Solimán, la playa donde filmamos.

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