Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

miércoles, diciembre 19, 2007

Zimmer Monica

En la imagen, de izq a der: Heitor Pereira, Martin Tillman, Ryeland Allison y Lorne Balfe, improvisan para el soundtrack de Casi Divas.

Hans Zimmer planea la melodía para el final de la película.

Lorne, Heitor y Martin tocan el tema de la amistad entre Francisca y Yesenia.

La espera ha sido imperdonable, lo sé. Así que ni pediré perdón. Más bien me dedicaré a relatar las aventuras de una prófuga del petate en el Disneylandia de la música.

Ante la pregunta de cómo se ha adaptado a la vida Angelina, Zimmer señala alrededor, y explica que no vive en Los Ángeles. Vive en un pedazo de las Naciones Unidas que ha recreado en Santa Mónica, o más precisamente, como le llaman varios de sus colaboradores, Zimmer Mónica. Y es verdad.

El estudio en donde estamos, es mejor conocido como El Cuarto de Hans, y es una sala enorme, con vigas en el techo lejano, tapizada completamente en tapiz-tapiz (del de tela bordada, no papel tapiz como el de pescaditos que mi tía tenía en el baño de visitas) rojo borgoña, iluminada con la luz apenas sugeridas de algunas lámparas de cristal pintado, amueblada con madera oscura, tallada, y repleta de divanes de terciopelo color vino, arte, libros y memorabilia de muchísimas películas, desde la espada de Jack Sparrow, hasta el casco del Último Samurai, pasando por el Criptex del Código Da Vinci. Un piano dormita en un rincón. Una chimenea rodeada de guitarras, bajos, banjos. Un Cello, una batería, un violín. Y al centro de todo está lo que en mi mente equivale al órgano de Davy Jones, y es en realidad un teclado rodeado de más monitores, work stations y servers que el Centro de Cómputo de la UNAM. En las paredes, entre los páneles y confundiéndose con los libreros, fila tras fila de sintetizadores rescatados de los setentas. El de allá ya no se consigue en ningún lado. El de acá perteneció a Tangerine Dream. Hans me dice que el lugar sueña con ser un burdel Vienés. Y a mi no me queda más que preguntarme quienes serán las suertudas señoritas que laborarían en semejante lupanar.

En la ventana que asoma al cuarto donde se sienta el mixer, están pegadas las muchísimas hojas del cue list; tenemos 107 entradas musicales en Casi Divas. (Hans me dice divertido que es un record personal. Los Piratas del Caribe, en sus 3 horas de gloria, tenía cincuenta y pocas. Yo contesto que 2 cues más y tenemos un musical), y en la pantalla de proyección, al centro, Catalina espera a que la música vuelva a comenzar, paciente en su desierto de frontera, congelada en una pausa de video que sólo podría resistir una belleza como la de Diana García.

Pero la música no vuelve. Entre Zimmer y los músicos y esta Chilanga colada, se ha armado una discusión bastante sabrosa sobre la magia, el cine de Darío Argento, y a qué suena el horror. Fiel a su promesa, Hans ha abierto una botella tras otra de los mejores vinos imaginables, y les sacamos todo el partido posible, combinándolas con una caja de Champaña de primera, cortesía de Gareth Wigan (Hado Madrino de la producción internacional en Columbia, y padrino de Casi Divas), y con los fabulosos mazapanes Alemanes que Zimmer dona a la causa a petición de Heitor Pereira (Carioca guitarrista superdotado, músico tremendo, ornitólogo aficionado y optimista incansable), que suele solicitar: Maaaan, I would really like some amaaaazing chocolate.

Y de pronto, por centésima vez en el día, miro alrededor y no puedo creer lo que me está pasando. Zimmer haciendo la música de Casi Divas. En un lugar como ese. Con la ayuda de cinco músicos de primerísima linea a nivel mundial, que están ahí porque les gustó la película, y disfrutan el mazapán, la conversación y el vino.

Y mientras Zimmer hace sonar su música para Hannibal y explica que el horror tiene que sonar casi divino, yo consigo creerme dónde estoy con un esfuerzo. Pero justo entonces se acaba el recreo, y la banda vuelve a tocar para Catalina... y cuando suenan las notas en vivo, vuelvo a caer en mi incredulidad absoluta. Y a combatir las lágrimas traicioneras ante la belleza de lo que escucho.

La banda de campeones, aparte de Zimmer y Heitor, está compuesta por Ryeland Allison, nativo de Los Ángeles, baterista virtuoso, genio de la música electrónica, fan de todo lo Mexicano y dulcísima persona. Lorne Balfe, Escocés excéntrico, pianista habilísimo, compositor grandilocuente e hilarante compañero. Lili Haydn, también Angelina, diminuta violinista de nada diminutas capacidades, vocalista de notas suaves y suspiradas, ferviente creyente en la película, y guapísima mujer. Y Martin Tillman, Suizo maestro del cello clásico y genio innovador del cello eléctrico, ex-granjero que aún extraña el campo, esquiador-corredor-yogui y eterno sonriente que insiste -con toda razón- en que mis próximas 10 películas las haré con ellos.

Entre los 5, han hecho la música de las películas más increíbles, han tocado con los músicos más alucinantes (Herbie Hancock, Elton John, Sting, Willy Nelson, Caetano Veloso, Simply Red, Nelly Furtado, solo para mencionar algunos nombres), y ahora tocan para Divas. La mecánica es alucinante; miran la escena, discuten. Alguien propone una tonada. Alguien más otra. Zimmer toma ambas, y hace algo más, diferente, absolutamente increíble. Y luego improvisan todos, y se graba. Y pulen, y pulen, y pulen... y van por otro cue. Y vuelven a este. Y me pierdo con ellos días enteros, entre el bosque de 107 entradas, entre los seis personajes y sus sonidos, entre armonías que van de lo orquestal y lo clásico a lo funk, lo pop, lo tropi-electro, lo mixteco, lo gitano, lo delicioso, lo divertido y lo sublime.

Y bebemos vino. Y oímos música de películas pasadas, y las discutimos, y me cuentan cómo la hicieron. Y hablamos de cine hasta morir; desde Andrei Rubliov hasta E.T. Y se discute si There Will Be Blood es o no sobre una guerra con Dios. Se habla de trucos de magia, mascotas vivas y muertas, cine porno y amor verdadero. Se cuentan anécdotas de directores que para mí son leyenda, como si todos hubiéramos ido juntos al kinder. Steven esto. Y Ridley aquello. Y Chris quiere. Y Ron me dijo. Y un día estábamos con Stanley. Y me encontré a Jim el otro día... y yo sin creérmelo, mientras me como las galletas que dejó Katzenberg en el otro estudio, y pregunto neciamente acerca de cómo va a sonar Batman ahora.

Y en el camino resulta que todos somos músicos; yo porque hice un track horrible en mi Mac, que puse de muestra, pero que le encanta a Hans (por chafa, aclaro) así que lo dejó en la película, y hasta mi insigne Productor, el Capitán Ripstein, que no toca ni la puerta, a pesar de lo cual todos en la banda declaran oficialmente que tiene cara de pianista y para su inmenso horror por poco lo arrastran a tocar un cue.

Y finalmente, se acaba. La banda entera crea un track para el final que de verdad me saca lágrimas, y hacemos un screening de la película con toda su música. Y nos vamos a cenar al Buffalo Room, cortesía de Zimmer, y terminamos en casa de Martin empinando tequila. Y por increíble que parezca, mientras trato de encontrar las palabras para agradecer, son los músicos quienes me dan las gracias a mí, que me quiero morir, desde luego.

Y cuando vuelvo para despedirme, Hans me regala un libro maravilloso, un abrazo, y un nudo en la garganta que me dura todas las despedidas de la banda de virtuosos. Y me doy cuenta que más allá de la música espléndida, me llevo amigos a México. Y las dos cosas son para toda la vida, como mis vacaciones en Zimmer Mónica.

La banda casi completa, pero extrañando a Lili. De izq. a der: Ryan, editor musical. Lorne, Martin, Hans, La Chilanga, Ryeland y Heitor, que muestra orgulloso el empaque del mazapán que se acaba de empacar.

Entonces! Primero que nada, neta, neta, perdón. Si ven la fecha, notarán que vengo escribiendo esto desde hace raaaato. Y gracias por no darse por vencidos! He leído todos los comentarios, todas las notas de chat. Y ya me voy a portar bien, lo prometo. Pero si estaba medio rudo ponerme a escribir mientras estos brothers tocaban semejante música...

Ahora, por fa, métanse a www.casidivas.com
Hay un chorro de cosas que les van a gustar, creo.
Una cosa más; creo que le voy a cambiar de nombre al blog... esto se ha vuelto mucho más largo que Efectos Secundarios, solamente. Se aceptan sugerencias.
Y en el siguiente post les cuento como voy con el resto de la película, y los planes. Un abrazo a todos, y todo lo mejor, siempre!


Etiquetas: , , , , , ,