Sin Ceros

¿Cómo pudimos perder, si éramos tan sinceros? Charlie Brown, 1963. Diario virtual ciertamente no diario y virtualmente incierto de Issa López, guionista y directora de Efectos Secundarios, Casi Divas y otras curiosidades, quien usa este espacio para no hacer el trabajo que debería de estar haciendo.

domingo, agosto 26, 2007

Fe de Ratas


Mi cumpleaños fue hace no mucho, y el volver a cumplir 28 por vez, no sé, número cuatro... (aclaro que no vengo cumpliendo 28 desde los 28. Primero pasé por otros números antes de volver al 28, que he decidido, me gusta seguir explorando) me llevó a tener algunas reflexiones sobre los errores de vida, muy en el espíritu de Efectos. No encontré nada irremediable, nada como haber sido cantante del bar de Sanborns, o tener fiesta de XV años, pero algunas cosas, en retrospectiva, si resultan lamentables. Lo que sigue es una lista de algunos de los errores que puedo compartir aquí.

1. No perder tanto tiempo leyendo. Sí, resulta útil para apantallar incautos precisamente en el bar de Sanborns, pero fuera de eso... el mundo estaba lleno de antros, galanes, sustancias ilegales... toda clase de nuevos errores qué cometer y qué lamentar en mi tercera década... y en cambio yo leí todo Sherlock Holmes treinta veces, y lo podía citar de memoria. Lo cual, desde luego, me convirtió en un hit en la escena social ochentera y noventera.

2. No tratar desesperadamente de inventarme un look que nadie, nadie, NADIE más trayera. Lo anterior llevó a horrores de diversas índoles, incluyendo mi uso indiscriminado de sombreros, mi creación del monja vietnamita Style, el Wyatt Earp Style, el tenis con medias y falda de vestir, el moño en el cuello con camafeo, el smoking setentero de mi papá Style, el chaleco de traje de hombre Style, el hippie-darkie-dorkie Style, el mayón con vestido hindú Style, el armazón de lentes sin cristal Style, el llorona Style, el huarache con calcetín Style y cualquier cantidad de crímenes contra la humanidad y la revista Vogue que imaginar se pueda.

3. No pensar que el amor verdadero llega a los 15. No decidir que cada pobre tipo que se cruzara en mi camino y tuviera el desatino de mirar en mi dirección, sería el ladrón de mi virginidad, el padre de mis hijos, el abuelo de mis nietos, la inspiración de todos mis textos y mi destino en la próxima encarnación. Ni que el amor verdadero llega a los 20. Ni a los 25. Ni a los 30. Básicamente aprender a no pensar en el amor verdadero. Para sorprenderse, cuando llegue, y no vivir en la eterna duda, y la eterna espera.

4. No desperdiciar la vida enamorada de estrellas pop, estrellas de cine, o personajes literarios -propios y ajenos, que es lo peor del caso- De nuevo, el mundo estaba lleno de posibles ligues verdaderos, que no tienen que distraerse de sus discos-películas-aventuras románticas para seguir, locamente enamorados, a una perdedora vestida de monja vietnamita con lentes sin cristal, que se la vive con la nariz dentro de una novela. Digamos que ni ningún miembro de A-Ha ni Harrison Ford ni el susodicho Mr. Holmes tiraban mi puerta a golpes para verme...

5. No vivir soñando en la vida que tendría algún día, y ocuparme más de la vida que tenía entonces. Para que al pasar los 30, pudiera disfrutar la vida que tuviera... en lugar de lamentar la vida que no tuve a los 15.

Y basta. O voy a quedarme en la eterna lamentación. Cuando de menos, si nada más, la vida de los 15 me deja reírme ahora, en la sospecha dolorosa de que a los 45 me reiré de mí ahora...





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jueves, agosto 09, 2007

Miss Oaxaca

Foto de Daniel Daza

Maya Zapata es Francisca Jorge. Viene de Oaxaca, del Istmo, y es Zapoteca. De esas Istmeñas coquetas pero respondonas, que se sienten las mujeres más bellas del mundo, con algo de razón. De niña, según nos cuenta su madre, vio "Ese concurso de las Misses. De la belleza, pues", y se le salía en calzoncitos al monte, gritando que quería ser Miss Oaxaca. Pero artista, artista, pues no, nunca dijo que quisiera ser.

El problema vino cuando Domingo regresó a Chitalta. Domingo le encanta a Francisca, pero no dice nada... nada más se queda callado, con su poster de la película para la que están buscando protagónica. Así que Francisca se decide. Se peina, se pinta las uñas, y le deja una carta a Domingo, que sólo dice "Para Domingo, de Francisca", pero que quiere decir realmente "Domingo, yo Francisca te quiero a ti. Y ahora que voy a ser muy famosa, te voy a llamar para que te cases conmigo. En la película. Pero de verdad también. Si quieres." Y se viene a la capital para hacerse Estrella. Sin contar con los microbuseros, los ejes viales y sobretodo la desilusión de que hacerse famosa no es tan fácil como parece en Chitalta. Pero en el recorrido se encuentra con Yesenia, y se hacen compañeras de guerra, para descubrir juntas cómo alcanzar el estrellato... o cómo se es feliz si no se alcanza jamás.


Hacer a Francisca fue una aventura. Definir la etnia: Es completamente diferente Triqui o Zapoteca. La geografía: La sierra, el Istmo, la costa. El acento, que es diferente en cada región. Qué música oye, qué colores le gustan. Su fiesta de XV años, su vestido... cómo conoció a Domingo (lo vio por su espejito en el monte, espiándola). Pero todas estas preguntas y algunas más se fueron respondiendo en el trabajo con Maya, que trajo a una antropóloga especialista en Oaxaca, que se fue a hablar y grabar en video a las Istmeñas, que aprendió palabras de Zapoteco, y que fue descubriendo conmigo, en ensayos entretenidísimos en los que bebíamos té con leche en cantidades absurdas, que Francisca se ríe. Tiene una risa universal, que la saca de las peores crisis, y en eso es diferente a los demás personajes que ha hecho Maya... pero no tan diferente a la misma Maya, que tiene una risa feroz, contagiosa y descarada que es una maravilla, y a la que poco nos podíamos resistir ella, Daniela Schmidt y yo en las reuniones en mi casa.

Junto con Tenoch Huerta (guapísimo y espléndido en Domingo) y Mayra Sérbulo (la madre de Francisca) quien es verdaderamente Zapoteca y verdaderamente Istmeña y verdaderamente una gran actriz, la labor de recrear el universo de Chitalta, y su doloroso transplante al D.F. fue una delicia, y los resultados todo lo que yo esperaba y un poco más.

Perdón por el retraso! La recuperación del final del rodaje fue dura, pero ya pasó. Estoy en plena edición, y por tener un primer corte, y el resultado me hace muy feliz. Pronto, más personajes, más noticias, y más posts, en general, lo prometo!

Un abrazo a todos, y de nuevo, como siempre, gracias por la paciencia!

Tenoch Huerta es Domingo

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